viernes, 30 de enero de 2015

"LOS MUXES" EN MÉXICO SON CONSIDERADOS UN TERCER GÉNERO

Por: Vickyvananda

En México, en la población zapoteca, en el Itsmo de Tehuantepec, Oaxaca, existe un grupo de varones llamados "muxes" que son considerados como un tercer género y que forman parte del espectro de la diversidad sexual y de la cultura occidental. Son personas nacidas con sexo masculino que asumen roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y/o personal.

En una familia tradicional, "el muxe" es para su madre el mejor de sus hijos. En una sociedad donde la mujer trabaja fuera del ámbito doméstico, el hijo muxe se vuelve un elemento valioso para su vida productiva. Él se ocupará de realizar las tareas relacionadas con la reproducción de la vida familiar: cuidar a los niños y a los ancianos, limpiar la casa y el patio, dar la comida a los animales, cocinar para la familia, etc. Cumple la función de "dador de atención" como la de la hija soltera en el modelo familiar mestizo. Además aportan sus ganancias para sustento de la familia y cuidan del bienestar de los familiares.  
Nunca abandonan a los padres en la vejez y en las enfermedades. Los hijos heteresoxuales se casan y van a formar otro núcleo familiar que necesita cuidados. El hijo muxe se queda con los padres, aun cuando se junta - por temporadas - con un compañero. Por lo general, el padre no se regocija de tener un hijo muxe, la madre va mediando y el padre lo acepta como algo irremediable.
En edad madura, si la madre se queda sola por abandono, viudez o porque ella decide separarse, el hijo muxe  viene a llenar el vacío de afectividad y atención por un marido ausente y por los otros hijos que casándose se han ido.
Los muxes, al igual que las mujeres, habiendo cumplido con la costumbre y las expectativas sociales, adquieren prestigio social y a la muerte de la abuela y de la madre -en muchos casos- heredan su autoridad moral, volviéndose un elemento unificador de la familia.
No es raro ver a niños muxe de entre 7 y 10 años, acompañando a la mamá a vender en el mercado, aprendiendo a bordar, etc. 
A menudo un pariente o vecino "muxe" se presta con gusto a abrir el prepucio a un niño, desvirgar un muchacho y enseñarle juegos amorosos y en general el arte de la seducción según el modelo cultural tradicional. Los adolescentes no tienen acceso a las mujeres ya que la virginidad se considera "la etiqueta" de la mujer que le da la garantía a la pareja a la hora de contraer matrimonio.  
Las prostitutas para los varones son de difícil acceso por razones económicas y porque en general la comunidad no acepta a quién anda en los burdeles a temprana edad. Mientras las mujeres no tienen posibilidad de experiencias sexuales antes del matrimonio, los varones tienen en cambio la posibilidad y facilidad de aprender y practicar todo lo relacionado al sexo a través de las enseñanzas del "muxe". Inclusive algunas madres pueden estimular el apareamiento temporal de su hijo con un muxe, buscando postergar la relación heterosexual estable que implica un distanciamiento económico y afectivo.
Las prácticas homosexuales en los varones adultos, muy frecuentes sobre todo en estado de ebriedad, no son considerados signos de homosexualidad, sino más bien afirmación de masculinidad y machismo en tanto que el hombre sea la parte activa en la relación.
Los casos de pareja estable entre homosexuales son contados. Cuando por un tiempo se da una relación más estable se tiende a legitimarla con un "matrimonio". Se hace una gran fiesta con los amigos, él de frack, ella con vestido blanco de novia con su tocado de tul y el ramillete de flor en las manos.
Según los antropólogos e historiadores Patlán, Dávalos y Miano, la homosexualidad fue practicada desde la época prehispánica.
Muxe es un término que sólo se aplica y se tolera para los hombres que se visten de mujeres, ya que las mujeres homosexuales “no son bien vistas debido al estatus patriarcal que esta comunidad aún conserva. El matriarcado es matrifocalizado a las labores y cuestiones del hogar, nada más. No tienen decisiones respecto a su propio cuerpo o su sexualidad”. 
        
Los muxes han salido de sus pueblos a formar parte de la globalización a la ciudad de México y a los Estados Unidos de Norteamérica principalmente, en donde se relacionan con homosexuales y transexuales. Esta migración les ha llevado a padecer sobre todo VIH, que según las estadísticas la padece el 6% de la comunidad, además de las patologías que se presentan por tratamientos hormonales,  cirugías de senos, nalgas, piernas, dietas, etc. así como la homofobia que no existía hace 2 décadas.
Según Marianella Miano Borruso, la vida de los muxes en las sociedades zapotecas está lejos de ser un paraíso, ya que la aceptación social “no está libre de contradicciones y de formas de marginación y violencia”.
Los muxes a partir de elementos culturales propios han construido su propio estilo de vida, con lo cual son “sujeto y actor de la historia mundial”.