Por: Inspiración Femenina
Uno de los temas en los cuales las mujeres terminamos
perdiendo nuestra identidad, es en el de la igualdad. Esto ya lo hemos dicho en
otras ocasiones e insistimos en ello: no queremos la igualdad, lo que en
realidad queremos es la libertad. Libertad para poder pensar, decidir, y actuar
de manera que nuestra esencia femenina se vea impulsada y enriquecida. Si
pedimos igualdad, entonces estamos consiguiendo que nos den cosas que no se
adaptan a nuestras necesidades, cosas que ya están hechas a medida de los
hombres.
Uno de los temas en donde estamos consiguiendo igualdad
–que no libertad- es en la sexualidad .
Hace unos meses, en el “Espacio del Ser” en esta misma
pagina web, se publicó un articulo llamado: “Expresividad Sexual en Femenino”,
en donde el doctor J.L Padilla, nos explicaba cómo la sexualidad femenina tiene
muchos tintes masculinos, ya que, en un momento de la historia, su propio curso
se vio truncado para adoptar el estilo de sexualidad que satisficiera más al
varón. Nos decía que la mujer tenía que sentirse libre para poder expresar su
sexualidad sin miedo. Una sexualidad que tiene que rescatar la belleza y la
ternura.
Sin embargo, lo que está sucediendo en la sociedad
actual está lejos de tomar ese rumbo. Las adolescentes en occidente, están
adoptando un rol sexual mucho más masculino: muchas parejas sexuales a corta
edad, encuentros casuales, actitudes sexuales explícitas para atraer al sexo
opuesto… así, es casi imposible encontrar momentos de ternura, de belleza o delicadeza.
Así, nos alejamos cada vez más de encontrar una forma de relacionarnos
sexualmente que nos deje verdaderamente satisfechas.
Estas adolecentes piensan que son libres para expresar
su sexualidad como mejor les parece, pero no se dan cuenta de que más que nunca
están atrapadas por lo que los hombres quieren. Las mueve el miedo de quedarse
solas, ya que existe mucha presión en la actualidad para ellas, y si no tienen
sexo en el primer encuentro, el hombre las va a dejar por otra que sí lo haga
–y hay muchas dispuestas a ello-.
Pero no sólo las adolecentes encuentran dificultades
para expresar una sexualidad femenina. La revolución sexual y el invento de la
píldora anticonceptiva ha cambiado la manera en que las mujeres nos
relacionamos con nuestra sexualidad, y en vez de encontrar la libertad para
poder expresarnos y vivirlo de una manera liberadora, nos hemos topado con que
los hombres esperaban ciertas cosas de nosotras, y nosotras se lo tenemos que
dar. Es decir, los hombres esperan de la mujer mayor apertura sexual en menos
tiempo y con menos “trabajo”, y eso es lo que reciben, no vaya a ser que
piensen que somos estrechas, frígidas o que tenemos algún problema sexual. Esto
nos pone mucha presión a la hora de relacionarnos. Nos hace estar disponibles
para cuando lo quiera el hombre.
No hay ninguna receta que nos diga cómo deben ser
nuestras relaciones sexuales, todas somos diferentes y cada una necesitamos de
distintas cosas. Lo único que es cierto es que todavía no encontramos cómo debe
ser esa sexualidad expresada de manera femenina, pero todo este invento de la
igualdad, lo único que está haciendo es alejarnos cada vez más de encontrarlo.
Al final, todo se resume en una palabra: miedo. Tenemos
miedo de no ser aceptadas, miedo a no ser queridas, miedo a no ser las mejores
en la cama y no poder retener al hombre a nuestro lado.
Perdamos el miedo a ser libres, a ser seres que se
expresan desde sí mismas para enriquecer la vida. Si nos damos la oportunidad
de indagar libremente en lo que como mujeres nos gusta, seremos capaces de
entablar relaciones que tengan una oportunidad de florecer y de aportar
felicidad.
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