lunes, 30 de junio de 2014

La Trampa de la Sexualidad Igualitaria


Por: Inspiración Femenina




Uno de los temas en los cuales las mujeres terminamos perdiendo nuestra identidad, es en el de la igualdad. Esto ya lo hemos dicho en otras ocasiones e insistimos en ello: no queremos la igualdad, lo que en realidad queremos es la libertad. Libertad para poder pensar, decidir, y actuar de manera que nuestra esencia femenina se vea impulsada y enriquecida. Si pedimos igualdad, entonces estamos consiguiendo que nos den cosas que no se adaptan a nuestras necesidades, cosas que ya están hechas a medida de los hombres.
Uno de los temas en donde estamos consiguiendo igualdad –que no libertad- es en la sexualidad .
Hace unos meses, en el “Espacio del Ser” en esta misma pagina web, se publicó un articulo llamado: “Expresividad Sexual en Femenino”, en donde el doctor J.L Padilla, nos explicaba cómo la sexualidad femenina tiene muchos tintes masculinos, ya que, en un momento de la historia, su propio curso se vio truncado para adoptar el estilo de sexualidad que satisficiera más al varón. Nos decía que la mujer tenía que sentirse libre para poder expresar su sexualidad sin miedo. Una sexualidad que tiene que rescatar la belleza y la ternura.
Sin embargo, lo que está sucediendo en la sociedad actual está lejos de tomar ese rumbo. Las adolescentes en occidente, están adoptando un rol sexual mucho más masculino: muchas parejas sexuales a corta edad, encuentros casuales, actitudes sexuales explícitas para atraer al sexo opuesto… así, es casi imposible encontrar momentos de ternura, de belleza o delicadeza. Así, nos alejamos cada vez más de encontrar una forma de relacionarnos sexualmente que nos deje verdaderamente satisfechas.
Estas adolecentes piensan que son libres para expresar su sexualidad como mejor les parece, pero no se dan cuenta de que más que nunca están atrapadas por lo que los hombres quieren. Las mueve el miedo de quedarse solas, ya que existe mucha presión en la actualidad para ellas, y si no tienen sexo en el primer encuentro, el hombre las va a dejar por otra que sí lo haga –y hay muchas dispuestas a ello-.
Pero no sólo las adolecentes encuentran dificultades para expresar una sexualidad femenina. La revolución sexual y el invento de la píldora anticonceptiva ha cambiado la manera en que las mujeres nos relacionamos con nuestra sexualidad, y en vez de encontrar la libertad para poder expresarnos y vivirlo de una manera liberadora, nos hemos topado con que los hombres esperaban ciertas cosas de nosotras, y nosotras se lo tenemos que dar. Es decir, los hombres esperan de la mujer mayor apertura sexual en menos tiempo y con menos “trabajo”, y eso es lo que reciben, no vaya a ser que piensen que somos estrechas, frígidas o que tenemos algún problema sexual. Esto nos pone mucha presión a la hora de relacionarnos. Nos hace estar disponibles para cuando lo quiera el hombre.
No hay ninguna receta que nos diga cómo deben ser nuestras relaciones sexuales, todas somos diferentes y cada una necesitamos de distintas cosas. Lo único que es cierto es que todavía no encontramos cómo debe ser esa sexualidad expresada de manera femenina, pero todo este invento de la igualdad, lo único que está haciendo es alejarnos cada vez más de encontrarlo.
Al final, todo se resume en una palabra: miedo. Tenemos miedo de no ser aceptadas, miedo a no ser queridas, miedo a no ser las mejores en la cama y no poder retener al hombre a nuestro lado.
Perdamos el miedo a ser libres, a ser seres que se expresan desde sí mismas para enriquecer la vida. Si nos damos la oportunidad de indagar libremente en lo que como mujeres nos gusta, seremos capaces de entablar relaciones que tengan una oportunidad de florecer y de aportar felicidad.

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